Lagotto Romagnolo: el Mejor Perro Trufero Del Mundo
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1. Para preparar las trufas y setas secas de almendra ponemos un cazo a fuego medio. En medio de la oscuridad profunda que los envolvía, Franz no dejaba de experimentar alguna inquietud, pero por fortuna los marineros conocían muy bien hasta los puntos más ignotos del archipiélago toscano. Los teucros tienen mis armas, y mi madre no me permite entrar en combate hasta que con estos ojos la vea volver, pues aseguró que me traería una hermosa armadura fabricada por Vulcano. 127 Respondióle Tetis, la de los argentados pies: «Sí, hijo, es justo, y no puede reprobarse que libres á los afligidos compañeros de una muerte terrible; pero tu magnífica armadura de luciente bronce la tienen los teucros, y Héctor, el de tremolante casco, se vanagloria de cubrir con ella sus hombros. 148 Mientras la diosa se encaminaba al Olimpo, los aqueos, de hermosas grebas, huyendo con gritería inmensa ante Héctor, matador de hombres, llegaron á las naves y al Helesponto; y ya no podían sacar fuera de los tiros el cadáver de Patroclo, escudero de Aquiles, porque de nuevo los alcanzaron los teucros con sus carros y Héctor, hijo de Príamo, que por su vigor parecía una llama. 145 Así habló. Las nereidas se sumergieron prestamente en las olas del mar, y Tetis, la diosa de los argentados pies, enderezó sus pasos al Olimpo para proporcionar á su hijo las magníficas armas.
Lo he perdido, y Héctor, después de matarlo, le despojó de las armas prodigiosas, admirables, magníficas que los dioses regalaron á Peleo, como espléndido presente, el día en que te colocaron en el tálamo de un hombre mortal. Fué el primero en arengarles Polidamante Pantoida, el único que conocía lo futuro y lo pasado: era amigo de Héctor, y ambos nacieron en la misma noche; pero Polidamante superaba á Héctor en la elocuencia, y éste descollaba mucho más en el manejo de la lanza. Como los pastores pasan la noche en el campo y no consiguen apartar de la presa á un fogoso león muy hambriento; de semejante modo, los belicosos Ayaces no lograban ahuyentar del cadáver á Héctor Priámida. Tres veces el esclarecido Héctor asió á Patroclo por los pies é intentó arrastrarlo, exhortando con horrendos gritos á los teucros; tres veces los Ayaces, revestidos de impetuoso valor, le rechazaron.
Héctor, confiando en su fuerza, unas veces se arrojaba á la pelea, otras se detenía y daba grandes voces; pero nunca se retiraba por completo. Y el que más empeño tiene en llevárselo es el esclarecido Héctor, porque su ánimo le incita á cortarle la cabeza del tierno cuello para clavarla en una estaca. Ahora, puesto que no he de volver á la patria, ni he salvado á Patroclo ni á los muchos amigos que murieron á manos del divino Héctor, permanezco en las naves cual inútil peso de la tierra; siendo tal en la batalla como ninguno de los aqueos, de broncíneas lorigas, pues en la junta otros me superan. Así yo, si he de tener igual suerte, yaceré en la tumba cuando muera; mas ahora ganaré gloriosa fama y haré que algunas de las matronas troyanas ó dardanias, de profundo seno, den fuertes suspiros y con ambas manos se enjuguen las lágrimas de sus tiernas mejillas. Como todos sabemos, para recolectar la trufa / «cazar trufa», salvo que tengamos mucha paciencia y esperemos a que actúe la mosca de la trufa, es ideal contar con un compañero fiel, un perro, aunque como sabemos, hace décadas, uno de los principales animales utilizados para estos menesteres era el cerdo.
Á esta novelita de animales siguió dos años después (1459) otra fablilla más importante por algunas curiosidades históricas que contiene y también por ser uno de los más antiguos ejemplares de la literatura militar española, que tanto había de florecer en la centuria décimasexta. Grandet calculó el importe de la especulación sobre el periódico mismo en que estaba anunciada la muerte de su hermano, oyendo los gemidos de su sobrino sin escucharlos. Iré á buscar al matador del amigo querido, á Héctor; y sufriré la muerte cuando lo dispongan Júpiter y los demás dioses inmortales. Con todo eso, me figuro que no durará mucho su jactancia, pues ya la muerte se le avecina. Conozcan que hace días que me abstengo de combatir. Puedes ver el paso a paso desde cero para que tu perro encuentre trufas en el campo. El lagotto romagnolo es un perro de aguas de origen italiano.
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